La visión de la escuela teresiana se vertebra en pro de una escuela personalizadora, empática, basada en la inclusión y la equidad. En este sentido nuestra praxis se caracteriza por creer en el potencial de la persona para su desarrollo humano y cristiano mediante la atención personalizada, los medios para descubrir la riqueza interior, la valoración de la diversidad y las relaciones como medio natural para crecer y desarrollarse.
La escuela teresiana acoge los desafíos de una sociedad plural desde la inclusión, que implica valorar a la persona por lo que es creyendo en sus posibilidades y en la riqueza que nos aporta la diversidad.
Partimos de un modelo de orientación psicopedagógico, global, preventivo, colaborativo e integrado en el proceso educativo. Queremos ofrecer a cada alumno y alumna la atención personal o académica que necesite, adaptando nuestra intervención educativa a sus necesidades (profesores de apoyo en el aula en docencia compartida, grupos reducidos, desdoblamientos, grupos flexibles…). Todo ello desde los principios en los que se basa la misión de la escuela teresiana.
Nuestro centro dispone también de los siguientes recursos para dar respuesta a la personalización del aprendizaje: